24 julio 2007

Diario.


Crei que era hora de llamar a las puertas o ventanas,
buscando escapar del vacío,ciego y mudo,
del lejano hemisferio sur.Allí donde deje una casa.
Una casa de tres habitaciones.

Hasta que encuentre consuelo en una voz,
una mirada merodeará mis leves pertenencias.
Decidido capturé tanta arena en mis manos
que se escapo por mis delgadas venas la soledad.

Entonces te conocí.Perfilada como una cruz
heriste la raiz que echaba en esta ciudad infinita
de pequeñas casas y fronterizas cosechas solares.

Percibo que hay algo entre nosotros,
algo que nace y despierta entre tú y yo
trazando un sendero tortuoso,espinado.
No lo quiero llevar conmigo
pues causa sordo dolor y otras enfermedades,
a la vez regocija con ternura y sencillo fuego
pero fulminante como un terrible disparo.
Sin embargo lo llevo,lo izo cual victoriosa bandera.

Encontré pocas pisadas y muchas señales
en la interperie que te rodea.Palabras,pequeñas notas
y confesiones invulnerables quedaron rebalsando
todas las escaleras que subí y baje para verte.

Pues así me hize a la idea de amarte
en lo prohibido del sabor de matrimonio,
en lo fantástico del peligro inflamable
de ser atravezados en la verdad o descubrimiento.

Vuelvo atraído por completo como metal imantado
al pasado,raptado o capturado,con los pies
cansados al fragor de tu ligero caminar.

Vuelvo para recibir nuevamente
la bendición de tu mirada y tu cuerpo.

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