18 setiembre 2007

Un susurro en el viento.

He abierto una herida para desahogarme de ti,
en un hilo de lenta miel se van ilusiones
y varios de tus vestidos silenciosos,
quise llevarte a mi lado
pero un viento amargo
arrugaba indeciso las calles
de tu anaranjada ciudad,
te veo hablar cansada
y tu calurosa belleza
me cierra los desvelados oídos,
me veo escucharte tristemente
sin embargo el hierro adolorido
del trueno aúlla infernalmente,
y no es que no quiera interrumpirte
sino que me obscurezco mortalmente.

Aún cuando tenga cincuenta heridas
fracasando en apagarme
la noche y su violento galope
cruzan frente a nosotros,
mujer,separa tus sonrisas de marfil
de los largos cabellos que me enredaron
a tu abrazadora presencia.
Pero no me alejes.
Embriágame en tus pétalos,
aflora tus furiosos labios en mis labios,
alza tu espada misteriosa
y termina con los malos destinos,
arroja las cenizas al fuego,
hiere las alas de los hombres cobardes
porque eres fuerte y tormentosa,
acaba con mi indecisión con un beso.

Ay! Cuánto cansancio llevo en las maletas.

Empecé a caminar al olvido,
vuelve un paso perdido,
un baile terminado con romance,
siempre espero interminable
tu llegada al río revuelto,
desconsideradas las aves
que te vieron llorar y no te consolaron,
desconsiderado el frío invierno
que cubrió esta nostalgia que tengo de ti
aún cuando ni siquiera he partido.

En la sepulcral garganta quedo mudo
para que así mi silencio
nos libere del eco de las hambrientas mentiras
.

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